Me fui a pasar las fiestas a la casa de las glicinas y de paso disfrutamos mucho
de la quinta Doña Margarita, que es de la Gringa (ciruja del alma ).
Recordé que cuándo éramos chicas llegar a esa quinta, a las afueras del pueblo, en bicicleta,
era un camino laaaarrrrgo, solitario y más a la siesta que no anda ni el loro!
Sin embargo ahora la cosa ha cambiado bastante, el pueblo se va expandiendo y las casas llegan
hasta la entrada de la quinta.
La pasamos lindo porque siempre Doña Margarita fue un lugar de encuentros,
de fiestas, de cumpleaños, asados, mateadas.
Estoy volviendo, pero de a poco.